El enganche: jugador conceptual por excelencia en ataque


Varios son  los jugadores que pueden ocupar el lugar o posición del enganche, pero pocos concentran las características que se requieren para tal condición. La zona de gestación de juego y la creatividad para crear situaciones de peligro en el arco rival e incluso en ocasiones terminarlas, hacen que este tipo de jugadores  no sea fácil de encontrar o de formar.

La inventiva es su marca registrada a la hora de atacar o como arma para salir de apuros ante una férrea presión  por parte del adversario. La visión de juego y la lectura del partido son atribuciones de un jugador cerebral en el campo de juego. Su ubicación en el mismo es difícil de determinar ya que se mueve con gran libertad por el medio y todo el frente de ataque. Podríamos sostener que en 3/4 de cancha es su hábitat natural, uniendo el mediocampo con los delanteros, intentando enlazar todas las piezas del equipo a la hora de atacar (incluso haciendo partícipes a los laterales en su faceta ofensiva). Pase, pegada, técnica, pausa, gol, personalidad, liderazgo, desmarque, manejo del cuerpo, cubrir la pelota, aguantar el balón, saber jugar de espalda…son otras de las tantas cualidades que complementan la jerarquía de este tipo de jugadores.

Zinedine Zidane
El enganche como organizador de juego, donde su rol es fundamental y a la vez una de sus cualidades más sobresalientes. En este esquema, automáticamente se transforma en eje del equipo y mueve los hilos del mismo en función de su lectura de juego y los momentos del partido. De este modo, podemos apreciar cómo se concentra prácticamente en un solo jugador las decisiones a tomar en la faceta ofensiva de juego, difiriendo de otros esquemas, los cuales las dividen en dos o tres, o en su defecto, el equipo no cuenta con una estructura creativa de generación de fútbol.

El futbol argentino ha sido una tierra fértil para el nacimiento y reproducción de esta clase de jugadores. El clásico “diez”, salido del potrero, formado tanto en el barrio como luego en las inferiores del club es un ejemplo de ello. Su aprendizaje en esas dos escuelas le proporciona tanto técnica, gambeta e inventiva (incluyendo la famosa “picardía”), como disciplina, orden táctico y conceptos de juego.

Podemos mencionar grandes exponentes de este puesto tan particular, y cada uno de ellos con estilos diversos a lo largo de la historia. Siempre con mayor preponderancia en Argentina, Brasil, Colombia y algunos otros países de Sudamérica, en Europa también, aunque en menor medida, han surgido esta clase de jugadores.

Este es el caso de Juan Román Riquelme, Bochini, Maradona, Alonso, Capria, Aimar, D’Alessandro, Pastore, Valderrama, James Rodríguez, Rivaldo, Ronaldinho, Kaká, por poner ejemplos por parte del continente sur, y Zidane, Platini, Toti, Laudrup, Iniesta, Özil, Isco, Seedorf, Rui Costa, entre otros, en las grandes potencias europeas. Un caso atípico fue el de J.J. Okocha, jugador nigeriano de gran capacidad técnica y visión a la hora de organizar el juego y asistir a sus compañeros, característica no muy usual en los jugadores africanos donde suele destacar el físico por sobre otras cualidades.  En la actualidad seguimos viendo algunos, muy pocos (como los antes mencionados), sumando a Lanzini, Lamela, David Silva, Ganso, Cardona, Gio Moreno, por nombrar algunos, y jóvenes promesas que destacan, como pueden ser los argentinos Leandro Paredes y Giovani Lo Celso, y el español Marco Asensio.    

Párrafo aparte se merecen los nombres de Messi y Neymar que, si bien no son enganches “tradicionales”, por momentos cumplen esa función en sus respectivas selecciones y clubes, debido a su talento y a un enorme crecimiento futbolístico en todos los aspectos.  

Los que sostienen que este tipo de jugadores sirven sólo a la hora de atacar, se confunden. Quizás, a primera vista no sea tan evidente, pero nos encontramos con uno de los mejores defensores cuando se posee la pelota ya que gracias a sus cualidades conceptuales y técnicas, es capaz de manejar los tiempos de un partido e incluso brindarle una pausa y descanso a sus compañeros en un fútbol de alta intensidad, en donde se corre mucho y se piensa poco. Un jugador exquisito, con elegancia y muy fino estéticamente en sus movimientos dentro del campo de juego con la pelota en sus pies. El engaño y la magia forman parte de su repertorio cada vez que sale a la cancha.

En estos tiempos, la figura del enganche pareciera haber quedado guardada en el baúl de los recuerdos. Esto se refleja en el fútbol “moderno” caracterizado por la disciplina táctica y el rigor físico, donde los jugadores pasan a ser primero atletas y luego futbolistas en la consideración de los cuerpos técnicos. Como toda regla y moda, se encuentra la excepción, y es gracias a ello que, aunque a cuenta gotas, siguen surgiendo. Algunos pocos son los que consiguen el respaldo del entrenador y otros tantos terminan adaptándose al contexto poco favorable a su juego para poder sobrevivir reconvirtiéndose de posición en posición acorde a los mandatos del “míster” como se lo llama en el viejo continente. Tiempo tirano, donde manda el resultado y el dinero por sobre el juego y el espectáculo. 

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