Les champions
Mediados de Julio y el evento más
importante de fútbol llega a su fin. El Mundial de Rusia 2018 concluye luego de
un mes de gran intensidad y lleno de sorpresas, coronando a Francia como el
flamante campeón del certamen.
La selección gala se alzó con la
Copa del Mundo luego de una apretada final frente a Croacia por 4 a 2, aunque
el resultado final no refleje lo sucedido en el transcurso del encuentro en
reales proporciones de juego. De todos modos, no hay duda alguna de la jerarquía
que supo imponer el seleccionado francés a lo largo de la competencia
(recordemos que permaneció invicto todo el torneo, ganando 6 de los 7 partidos
y empatando sólo uno contra Dinamarca en la fase de grupos).
Bajo las órdenes de Didier
Deschamps, el experimentado técnico y ex jugador francés, la selección francesa
se reencontró con el camino de la victoria. Volvió a las primeras planas y a
ser considerada seria candidata al título. Supo ganarse el respeto de los
rivales posicionándose dentro de un grupo reducido de selecciones top. Retomó
el legado de aquella generación de grandes jugadores que conquistó la Copa del
Mundo en 1998, justamente, disputada en la propia casa, Francia.
Siendo Deschamps parte integrante
de aquel equipo campeón, hoy le toca repetir, pero ésta vez como entrenador,
convirtiéndose así, junto a Mario "Lobo" Zagallo y Franz Beckenbauer,
en los únicos que poseen dicha distinción: ser campeones del mundo en su doble
condición, primero como jugador y luego como técnico de la selección a la cual
representan.
Si bien ésta Francia no se
caracterizó por el tradicionalmente denominado “fútbol champagne”, tampoco se puede decir que fue un equipo apático.
De la mano de un funcionamiento sólido y aceitado, proporcionó el marco ideal
en cual se asentó y destacó la calidad individual de sus jugadores, con
actuaciones brillantes que le dieron ese plus a la hora de enfrentar rivales de
peso y poder sobrellevar situaciones adversas propias de la alta competencia.
En línea con lo analizado y tomando
las palabras de un sabio de este deporte, el 19 de diciembre de 2014, Marcelo
Bielsa brindó una conferencia de prensa en su rol de entrenador del Olympique
de Marsella en donde declaró: "Creo
que el fútbol francés tiene a los mejores jugadores jóvenes del mundo, eso me
parece la expresión máxima de esta liga".
En ese mismo marco continuó: "Y los grandes equipos del mundo, los
más poderosos, van a comprar 15 jugadores de esta liga menores de 25 años, muy
posiblemente muchos que yo no sé si ya están vendidos. Digo, por si la cifra de
15 después queda larga…".
Pero a su vez destaca lo
siguiente: "Los jóvenes surgidos en
la liga de Francia juegan un fútbol físicamente potente, técnicamente rico, muy
combativo, muy disputado…”.
Esto nos permite acercarnos al
porqué del éxito francés. A poner de relieve algunas cuestiones que ayuden a
brindar una mayor claridad al análisis.
A modo de descripción general en
cuanto a la idea de juego y funcionamiento táctico, podemos observar un equipo
corto, que priorizó la técnica y la velocidad de sus jugadores, con un estilo bien
directo, de transiciones rápidas y un juego explosivo, aprovechando los
espacios que dejaba el rival y procurando ser profundo a la hora de atacar
mediante la verticalidad como elemento constante.
Como decíamos, el esquema
utilizado por Deschamps varió de un 4-3-3 a un 4-3-1-2. Con la presencia de Lloris
en el arco, consistía en una línea defensiva de 4 bien definida (Pavard,
Varane, Umtiti, Hernández), con 2 centrales fuertes, de buen juego aéreo y
correcto manejo de la pelota para una salida limpia, además de contar con una
gran velocidad al momento del retroceso. Los laterales se destacaron por sus
proyecciones en la ofensiva brindando amplitud en el campo contrario y desdoble
por las bandas.
El mediocampo, conformado por 3
volantes (Kanté, Pogba, Matuidi), los cuales formaron el núcleo central del
equipo, cada uno con características diferentes pero que se complementaban a la
perfección. Sin ser mediocampistas puros de elaboración, se repartieron la
tarea al momento de la recuperación, teniendo Kanté y matuidi un perfil más
defensivo, dejando a Pogba un poco más adelantado para así poder asociarse con
Griezmann y, entre los dos, ocuparse de la gestación de juego.
Con respecto a la delantera, en
el partido inaugural se optó por la elección de dos extremos (Mbappé, Dembélé)
y la inclusión de Griezmann como centrodelantero. Esto rápidamente fue
modificado y de ahí en más, el “principito”
ocupó una nueva función, una suerte de “enganche” que ya no sólo hacía goles
sino que se encargaba de organizar y distribuir el juego y que, con el ingreso
de Giroud como nueve de área, se obtuvo una referencia en ataque, brindando la
posibilidad del juego aéreo (tanto en ataque como alternativa de descarga cuando
el rival ejercía una presión alta), y una mayor libertad para que Mbappé pueda
explotar mejor los espacios haciendo uso de su talento y gran velocidad en el
desequilibrio individual. La eficacia y la contundencia fueron algunos de los
aspectos sobresalientes, quizás los más determinantes durante los siete
partidos disputados.
Dentro de los grandes talentos,
se destacó la joven estrella Kylian Mbappé, que con sólo 19 años deslumbró a
todos con su calidad, su técnica y su enorme destreza física con respecto al
resto. Amén de estas cualidades físicas y técnicas, posee otra gran virtud, su
capacidad para soportar la presión y jugar con soltura un Mundial sin que le
pese en lo más mínimo a tan temprana edad. Tal fue su actuación, que fue
elegido como el mejor jugador joven del Mundial.
En este escenario, sobresalió la
notable performance de Antoine Griezmann, tanto por su nivel como por la
regularidad del mismo en cada partido, siendo la pieza clave que supo llevar
adelante al equipo y manejar los hilos en la elaboración de juego, junto a
Pogba como principal socio, e incluso también aportando goles, compartiendo el
podio con Mbappé, ambos con 4 goles cada uno.
Además, este delantero devenido
en número diez, se transformó por momentos en el conductor, el clásico enganche
como decimos los argentinos, que se hizo cargo de las pelotas paradas y
asumiendo la responsabilidad en cada penal que le tocó ejecutar. Su función
como enlace entre mediocampo y delanteros fue de lo mejor, aportando en ataque
pero también mostrando un enorme sacrificio y humildad en la recuperación de la
pelota, una clara muestra de solidaridad colectiva.
Lo destacable de todo esto, es
que pese a su enorme calidad individual, riqueza técnica y capacidad goleadora,
decidió dejar de lado cualquier indicio de ego, cumpliendo otra función táctica
en la cancha a lo que realiza habitualmente en el Atlético de Madrid, se brindó
por el equipo en todo momento y asumió la responsabilidad de líder y conductor
dentro del campo de juego. De este modo, se vuelve más importante aún, teniendo
en cuenta que fue el goleador (6 goles) de la última Eurocopa y distinguido
como el mejor jugador de la misma.
Párrafo aparte merecen las
actuaciones de Eden Hazard en Bélgica y Luca Modric en Croacia que,
conjuntamente con Griezmann, han mostrado un nivel superlativo. Los tres,
respectivamente representaron a las tres mejores selecciones de la competencia.
Cada uno de ellos, líderes de sus equipos, fueron ejemplo del talento
individual al servicio de lo colectivo, del equipo. Una muestra más, de que el
juego en equipo supera todo tipo de individualismos por más talentosos que
sean, y que además, esto se retribuye en un salto cualitativo a nivel grupal,
lo que significa mayores posibilidades para el desarrollo del talento
individual.
Por otro lado, un breve repaso
del desempeño de las principales selecciones nos dará una mejor
contextualización al momento de realizar una lectura más acabada. Como
mencionábamos anteriormente: Francia, Croacia y Bélgica ocupan el podio, pero
no sólo por resultado sino también por el nivel de juego desarrollado.
Inglaterra, desde un perfil bajo
y con un plantel muy joven, ha mostrado aspectos interesantes que prometen un
enorme potencial para los años venideros (esto sumado al serio trabajo llevado
a cabo en las divisiones juveniles durante los últimos años dentro de una
profunda restructuración del fútbol inglés).
El caso de Brasil, que de la mano
de Tite ha recuperado su esencia y su identidad de juego con un gran nivel,
pero que lamentablemente sufrió bajas considerables y no pudo contar con un
Neymar en plenitud. Quedó eliminado frente al conjunto belga por cuartos de
final en un partido de alto vuelo donde las diferencias fueron mínimas a favor
del seleccionado europeo.
Por último, ubicamos los
rendimientos de Argentina, España y Alemania. En este sentido, la albiceleste
llegó al mundial envuelta en un mar de contradicciones que terminaron
consumiéndola. Pese a todo, estuvo a punto de eliminar en los octavos de final,
al que luego terminó coronándose como campeón, Francia. Convirtiéndole 3 goles
siendo que en toda la competencia, “les bleus”
encajaron un total de 6 goles.
España, también con convulsiones
internas debido a la salida de su técnico Julen Lopetegui, quedó expuesta en
medio de la competencia más importante a nivel mundial. Careciendo de su mejor
versión, y ante la improvisación de Hierro al mando del seleccionado español, quedó
eliminada frente a Rusia en los octavos de final.
Alemania, el último campeón del
mundo, fue la gran sorpresa al quedar eliminada en la fase de grupos. Lejos del
nivel mostrado tiempo atrás, se vio confundida e impotente en su juego. Un
seleccionado alemán desconocido en la cancha que no supo revertir sus errores y
pagó el precio más caro.
El logro de Francia, podría
entenderse como un proceso sostenido en el tiempo, que comienza en 2012 con la
asunción de Deschamps como entrenador al mando de la selección, pero también en
base a resultados, formas, y fundamentalmente, contenido. Las formas, en el
manejo de grupo (caso Benzema, Ribéry, Rabiot por citar algunos ejemplos), en
su liderazgo, su conducción, en su experiencia como jugador y capitán de la
selección, y luego como entrenador. En resultados, éstos vinculados a la
clasificación para el Mundial de Brasil 2014 y su desempeño en el mismo (perdió
ante Alemania en cuartos de final), el subcampeonato de la Eurocopa 2016 y la
posterior clasificación para esta última Copa del Mundo. En cuanto al contenido,
nos referimos a la identidad, el sentido colectivo y el compromiso con una idea
de juego clara, que se fue reformulando en el tiempo con pequeñas
modificaciones, progresivas, acorde a las circunstancias de cada competición,
pero que siempre se respetó una base de jugadores y se mantuvo los mismos
lineamientos generales.
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