Pienso, luego juego
Ya entrados en el Mundial y
disputados los dos primeros partidos de la fase de grupo de manera poco
satisfactoria (recordemos el empate 1 a 1 frente a Islandia y la posterior
derrota 3 a 0 contra el seleccionado croata), la Argentina se encuentra inmersa
en un dilema que la aqueja desde hace tiempo, el funcionamiento.
Dicho dilema, impide la
consolidación de una idea de juego clara y sostenida en el tiempo. Las causas
se deben a diversos factores que se encuentran interrelacionados unos con
otros, y que afectan al todo en su conjunto. Por ello mismo, es necesario
focalizar nuestro análisis en un aspecto crucial a la hora de entender a qué
juega un equipo. Nos estamos refiriendo al mediocampo.
“Observar el mediocampo de cualquier equipo nos permite entender
rápidamente la idea de juego que se pretende. Es decir, la conformación del
mismo (características de cada uno de los jugadores que lo componen), las
posiciones que ocupan en el campo (ocupación de los espacios tanto en ofensiva
como en defensa), los movimientos y funciones tácticas que realizan en relación
a las dos facetas de juego.
Por otro lado, podremos apreciar la intensidad de juego, siendo uno más
directo y vertical o uno con mayor pausa, elaboración y manejo de los tiempos.
Otro aspecto a destacar, refiere al lugar del terreno de juego en donde
se planta un equipo e intenta imponer las condiciones a su rival, siendo en
campo propio, mitad de cancha o pleno campo rival. En estrecha relación y
similares parámetros se elige la presión (alta, baja o media) encuadrándose en
la estrategia adoptada.
En suma, se intenta trabajar en la colectividad para potenciar la
individualidad, y explotar la individualidad para consolidar la colectividad;
dos caras de una misma moneda” (Forjando una idea).
A lo largo del proceso iniciado
por Sampaoli en la selección nacional se
ha visto una permanente búsqueda por afirmar una idea de juego que
lamentablemente no ha podido/sabido plasmarla en el equipo titular. La gran
cantidad de cambios y modificaciones en el corto tiempo, tanto de jugadores
como de esquemas, ha generado una enorme confusión puertas adentro. Las contradicciones
del entrenador entre el discurso y la acción atenta contra toda idea
futbolística que se intente implantar, el mensaje se torna confuso, y el convencimiento
de los jugadores se pierde en un mar de dudas.
La conducción y el liderazgo son
una pieza fundamental en el engranaje de toda estructura, es la parte encargada
de tomar muchas de las decisiones más importantes de las cuales forman un marco
condicionante en el cual se va a trabajar. Sin embargo, amén de lo descripto en
estas líneas en referencia al manejo del cuerpo técnico, llama la atención el
tratamiento que éste le ha dado a la zona central del campo de juego, siendo que
el propio Sampaoli sostuvo públicamente la importancia del mediocentro de todos
sus equipos a la hora explicar su propuesta y estilo.
Y es que aquí radica la cuestión,
la rara disposición en el armado táctico y la elección del perfil de jugadores
(léase características propias) que conforman el mediocampo argentino. Podemos observar
altas cualidades técnicas y físicas en los protagonistas, pero nos está
faltando un componente fundamental, la falta de jugadores cerebrales. Esos que
inician la jugada, de buen pié y una gran visión de juego, pero que además dan
fluidez al circuito de pases y manejo de los tiempos, y proporcionan una mayor
claridad conceptual en la gestación de juego.
Como decíamos, un equipo con
buena técnica y gran capacidad física por las bandas, pero con poca claridad y
concepto, con una cierta anarquía y falta de conducción, tanto en el ataque
como en el manejo de los partidos. No hay pausa ni elaboración. Reina la
confusión y el desconcierto táctico dice presente. Pareciera haber una
adoración por el físico y la técnica que cuajen en un determinado esquema
táctico, pero se olvidan de la inteligencia, aspecto sustancial, entendiendo
que el fútbol se juega primero con la cabeza y luego con los pies.
Como sostiene César Luis Menotti,
“El fútbol es como el tango, no se puede
andar corriendo todo el tiempo. El fútbol tiene pausa, tiene aceleración, tiene
ritmos, tiene cambios. La Argentina juega desde el vértigo y eso es el peor
enemigo de un futbolista. Cada vez que agarra la pelota sale corriendo para
adelante” (La recta final).
En estos momentos, dentro de los
23 elegidos por Sampaoli, se encuentran Ever Banega y Giovani Lo Celso que
poseen tales virtudes, y que curiosamente no fueron tenidos en cuenta por el
técnico argentino en el armado del once inicial. Optando por Mascherano-Biglia
y luego Mascherano-Pérez en el centro del campo, lo cual se acotaba toda
posibilidad en la elaboración de juego,
dejando sin abastecimiento a Agüero, y provocando el aislamiento de Messi obligándolo
a ser él quien tenga que cumplir la función de organizador alejándolo de su
zona de mayor producción, el área rival. Paradoja de un estilo que se pregona
en el discurso pero que en la práctica brilla por su ausencia.
A modo de ejemplificar lo dicho,
hagamos un recorrido por las demás selecciones y centrémonos en sus respectivos
mediocampistas. Modric-Rakitic (Croacia), Kroos-Gündogan-Özil (Alemania), Busquets-Iniesta-Isco-Alcántara-Silva (España), Coutinho-Neymar (Brasil), Hazard-De Bruyne
(Bélgica), Pogba-Griezmann (Francia), etc. Como se puede apreciar, en todos los
casos hay jugadores creativos que además de su técnica sobresalen por su
inteligencia y su capacidad de elaboración. Tanto en Brasil como en Francia, la
gestación se concentra en un jugador (Coutinho-Pogba), pero cuentan con la
colaboración y asociación de otro más adelantado (Neymar-Griezmann). Dos modos
distintos pero con igual finalidad que responden a la máxima: “Dime que
mediocampo tienes y te diré cómo juegas”. La Argentina deberá adoptar alguno de
los dos caminos presentados para empezar a resolver el dilema planteado al
comienzo, el funcionamiento.
“No confundamos armar un buen equipo con armar un equipo para Messi.
Esta clase de jugadores encuentran su mejor versión cuando hay una estructura
de juego que los respalde, pero que funciona con o sin ellos. Lo que se debe
buscar es un funcionamiento sólido. El aporte de Messi va a llegar solo,
naturalmente, porque ese es el plus que nos diferencia del resto. La
colectividad hace a la individualidad así como las individualidades hacen a lo
colectivo” (Complicados en el juego).
*Para entender el proceso de la
era Sampaoli, “crónica de un final anunciado”, leer los 3 artículos en orden
cronológico con fecha (Forjando una idea; Complicados en el juego; La recta final).
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